lunes, 30 de diciembre de 2013

Lo que yo quiero

A veces no hace falta pensar para existir.
Pasa que cuantas más vueltas le damos a algo, más lo mareamos.

Últimamente hay dos cosas que veo por diferentes sitios que parece que nos encanta, de la que presumimos e incluso alardeamos: escribir y enamorarnos.
Más la primera que la segunda. Aunque sin ese sentimiento de amor (a veces dulce, a veces amargo), la primera opción no podría llegar a ser una realidad.

Os habéis hecho fanáticos enamoradizos de poetas baratos de tinta de boli bic. Fanáticos de hacer captura de pantalla a fragmentos de libros o frases cada día más conocidas, muchas veces sin saber el libro al que pertenece. Pero qué más da, si queda muy bien...
Escribir un estado para ver quién le da a "me gusta", quién lo comenta y ver lo interesante que parezco a los ojos de otros. Supongo que ese es el subidón.
En fin...

Da miedo pensar que pasaría si los seres humanos nos viéramos obligados a retomar los encuentro en el parque, los paseos eternos, las citas para ir a tomar café, un cine con palomitas, vaciar copas y copas de vino entre carcajadas. Tener libros en la mesita de noche, leerlos, olerlos y marcar las esquinitas de las hojas, como hago yo.
No sé, charlar. Pero hacerlo con personas que realmente conocemos, con los nuestros de siempre.
Yo por mi parte, a medida que pasan los días soy plenemente consciente de lo que quiero, más aún de lo que no.
Quiero sentir, palpar, llorar la nostalgia, reir, mirar, contemplar  la vida y sus estupideces profundas. No quiero tener que justificarme ni dar explicaciones para que me entiendan.


Vivir. Joder, quiero vivir.
Ser primera opción frente a cualquier mierda de esas.
No tener que buscar la felicidad, y aún así que venga. Que aparezca y no marche jamás de mi lado.
Que me quiera tanto que no quiera tener que verse en la tesitura de anhelarme. 

Quiero que la felicidad me quiera.

lunes, 29 de abril de 2013

La de los días tristes.

¿Que conexión hacen los cables de nuestra cabeza para que no dejemos de dar vueltas y vueltas a temas que a veces no son ni cómo pensamos?
¿Qué jodido duende maneja esos cables a su gusto?
¿Con qué poder se cree para hacernos y deshacernos en dudas y pensamientos?
Y así , pasamos horas y horas de nuestras vidas. 
Dicen que soñamos lo que sentimos, lo que tememos, lo que desconfiamos, lo que en realidad sabemos pero no queremos decir o ver, lo que amamos aún sin conocerlo.
Qué sueños tan falsos.
 ¿Por qué mi subconsciente me traiciona así?
Pues... "Ay yo que sé, déjame"
Quizás no nos damos cuenta de que soñamos en lo que creemos. Malo o bueno. El problema es que no queremos creer ya en nada. Somos así de simples y angustiosos.
¡Puta astenia primaveral! Diría yo.
Porque qué triste llorar sin ganas o reir sin risa.
Me da miedo volver a caer en esa rutina melancólica que al ser humano le gusta tanto. Ese estado de flagelación mental sin tú provocarlo.
Por eso, me pregunto: ¿Qué hacemos en esos días? En los que nada calla la melancolía gritando desesperada, como la loca que es. En los que nada vale y todo sirve. 
En fin...
Es lo que hay.

Quizas, alguna vez en otra vida... 

jueves, 14 de febrero de 2013

San Valentin, ese gran desconocido.

Muchos piensan que San Valentín se celebra desde hace poco y que surgió por el interés de los grandes centros comerciales, pero su origen se remonta a la época del Imperio Romano.
San Valentín era un sacerdote que en el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes,  porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados,  ya que tenían menos ataduras. 
El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio se enteró y como San Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo. Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el Gobernador de Roma, llamado Calpurnio, le persuadieron para quitárselo de la cabeza. El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces,  el oficial Asterius,  encargado de encarcelarle,  quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín.  Le retó a que devolviese la vista a una hija suya,  llamada Julia,  que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor,  le devolvió la vista.  Este hecho convulsionó a Asterius y su familia,  quienes se convirtieron al cristianismo.  De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270.  La joven Julia,  agradecida al santo,  plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba.  De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.  En España esta fiesta se empezó a celebrar a mediados del siglo XX, con el motivo de incentivar la compra de regalos. A menudo se dice que esta fiesta la introdujo la cadena de grandes almacenes Galerías Preciados. Cosa que no le falta razón. Por ello, muy pocos saben que eso de regalar claveles o rosas no tienen mucho sentido. La flor es la del almendro. Que por cierto, es mi flor preferida con diferencia. Ahora que, esto al Corte Inglés le viene genial, claro.

 Así que, señores, esta es la historia de nuestro querido Valentin. No os dejéis llevar por el consumismo y recordad que el amor se vive y se siente a diario. Regalaros una sonrisa, un abrazo, una mirada cómplice, sexo guarro desenfrenado... y todo lo que se os ocurra. Ya sabéis que ALL YOU NEED IS LOVE.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Porque tu risa, ilumina la mía.

 ¿Y si las cosas no pasan por nada? 
¿ Y si pasan por algo?
¿Y si esta decisión no fue la correcta?
¿Y si lo fue?
Esta vida está cortometrada por dudas y por " Y si". Esto no debería ser así.
Basta una simple acción para que todo gire a nuestro alrededor, eso ya lo sabemos todos. Y si no lo sabéis, lo siento por vosotros.
Pero las cosas son más sencillas de lo que intentamos que sean.
¿¿Habéis probado a simplemente ir por la calle con la cabeza alta, seguros, desprendiendo energía y positividad?? 
¿Habéis probado a dar una sonrisa sin venir a cuento?
A esta sociedad nos gusta la gente sonriendo.
Nos gusta sentirnos bien.
Podemos haber pasado una mierda de noche.         
Que suene el despertador y lo mires pensando "Are you kidding me?"
Tener que levantarnos otro día s de mierda. Desayunar dormidos, pensar que carajo nos ponemos y soportar otro día más de curro, de paro, de estudios o de lo que sea que hagáis.
Pero a veces basta con una chispa que encienda algo y acabe explotando.
Os podría contar que por ejemplo he pasado la noche más mierda de mis 26 años.
Os podría contar los sueños y las pesadillas más absurdas que he tenido.
Os podría contar que me he levantado arrastrándome de la cama, cual serpiente asquerosa.
Os podría decir que ahora me espera una mañana aburrida.
Pero en vez de eso, os cuento que me levanto, que abro mi terraza dando los buenos días a esta mierda de mundo. Que por ahora es el que tenemos. Porque señores, nosotros mismos lo hemos hecho así.
Os cuento que sonrio sin más. 
Porque siempre hay un enorme motivo para sonreir.
En mi caso, el mio apareció en forma de nota sobre una encimera. Pero eso amigos míos, no os lo contaré.
Sonreid.            

lunes, 15 de octubre de 2012

De los minutos eternos.

Si tú no dejas de dibujar mi cuerpo con tus manos, perfilando cada rincón de mi; como si de un rotulador "carioca" en manos de una niña se tratara... Cómo pretendes que no me ahogue respirando mientras las sombras de esta noche mágica quieren jugar a hacer figuras sobre tu cuerpo desnudo. 
Ay, si la luna quisiera hablar... 
No sería yo quien la callara.
Me pregunto. Mientras sigo intentando respirar en tu boca.
Esa maldita boca que me llevó a la locura.
No me pidas que abra los ojos, porque quizás me desmaye.
 Sobre todo si seguimos girando con nuestros cuerpos unidos. Sobre todo si creo que me estoy muriendo con cada caricia. 
 Arrancando las sábanas y las ganas de nosotros.
Las que tú me hiciste, las que yo te di.

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miércoles, 12 de septiembre de 2012

En la cama, contigo. Sin tí.


Si bien triste está la casa sin tí, derrumbándose se haya la cama por todas las esquinas.
Si acaso es cierto eso que dicen de que "una se muere de amor", si en algún momento he de hacerlo, es en el que la noche cae. La persiana se baja. Las luces se apagan, y deslizo mi cuerpo para meterme sola entre las sábanas. Un cuerpo ya inerte sin más peso a mi lado que el de el vacío. 
La cama. Nuestra cama
Socia y confidente de tantos días y noches. De risas, lágrimas, gemidos, caricias, sexo, miradas... de amor.  Del nuestro. De nosotros. Del todo y del nada.
Nuestra cama, testigo mudo como si de un crimen perfecto se tratara...
Todo pasa rápido, salvo los momentos sin tí. Esos se hacen lentos y suaves. Como muchos de tus besos.
Pero, cojo fuerzas y me acuesto. En nuestra cama.
Miro hacia donde ahora habria una sonrisa perfecta y una mirada color clavada en mí por más oscura que sea la noche. Tos ojos, benditos ojos... Un cuerpo y unas manos que se deslizan por mi espalda, por mi culo. Acariciándome al sueño más profundo. Al que solo tú me haces llegar incluso despierta.
En la cama. Nuestra cama.

martes, 14 de agosto de 2012

Porque siempre habrá días, y días.

Desde luego hay días duros.
Días ,en los que las ganas son secuestradas por las desilusiones. Desilusiones que se aferran como un clavo ardiendo en las más profundas entrañas de nuestro cuerpo y alma. 
Días, en los que me encantaría ser un avestruz para poder meter la cabeza bajo tierra. Pero... ¿Qué pasa con el resto de los días? ¿Qué pasa con la cantidad de días preciosos? De aventuras, de sonrisas, de caricias, de mimos varios de sofá y de pelis rodeada en tus brazos a medio acabar, robadas por Morfeo. Esos días, acaso... ¿No pesan más que los que van teñidos de tonos grises?
Por supuesto que sí.
 Esos días, querido mío, son tantos que me faltan vidas para contarlos. Esos días, matan al monstruo de la desilusión. Porque, esos días van llenos por tu mirada. Esos días, son días de color fresa de princesa.
Porque esos días eres tú.